Desde hace tiempo, la Ley de Dependencia se ha convertido en una de las normativas más importantes para los ciudadanos ya que, entre otras cosas, tiene como principal objetivo garantizar la atención de aquellas personas que necesitan unos cuidados. Una norma que proporciona diversos servicios y prestaciones económicas para velar por el bienestar de este colectivo.
Cuando se habla de Ley de Dependencia se está haciendo referencia a aquella normativa que tiene como objetivo garantizar el apoyo integral de todas aquellas personas que cuentan con ciertas limitaciones para ser autónomos en su día a día. Hay que decir que este sistema está diseñado para ofrecer servicios y prestaciones económicas totalmente personalizadas, en función de las necesidades que tenga cada persona. De esta manera, se mejora notablemente su calidad de vida, especialmente a aquellos ciudadanos que necesitan una asistencia diaria y también, para sus familiares.
Es importante tener en cuenta que, para aprovechar las ayudas a la dependencia, lo primero que hay que hacer es tener claro el grado de dependencia que tiene la persona en cuestión, sabiendo que en la actualidad en España, se establecen tres grados.
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¿Cuáles son los grados de dependencia establecidos?
Tal y como se ha mencionado anteriormente, hoy en día existen tres grados de dependencia en el país, según el nivel de ayuda o apoyo que necesita cada persona. Así, en primer lugar, el grado 1, también denominado dependencia moderada, es aquel que designa a aquellas personas que requieren de un apoyo extra para poder llevar a cabo las actividades cotidianas del día a día como es el caso de bañarse, vestirse o alimentarse. Se dice grado 1 porque estas personas necesitan de estas ayudas, al menos, una vez al día.
También está el grado 2 o dependencia severa, donde las personas afectadas necesitan, como mínimo, ayuda dos o tres veces de manera diaria si bien, no requieren de cuidados permanentes. Aquí, además de las actividades diarias básicas, también se encuentran otras como los desplazamientos en casa.
Finalmente, el grado 3, el de gran dependencia, es aquel que designa a las personas que necesitan ayuda más veces al día. En este caso, estos ciudadanos tienen una pérdida total de su autonomía mental, física, intelectual o sensorial y, por tanto, necesitan el apoyo continuo de un cuidador.
¿Qué ayudas están disponibles?
Aunque las ayudas para la dependencia pueden variar en función de la Comunidad Autónoma a la que se pertenezca, lo cierto es que la Ley de Dependencia establece algunos cuidados y apoyos generales que son prácticamente iguales para todas las regiones. En cualquier caso, si se necesita más información al respecto, encuentra la tuya a través de este enlace.
De esta forma, la normativa establece cinco servicios diferentes, atendiendo, sobre todo, al grado de dependencia de la persona en cuestión. Así, están los servicios de prevención para aquellas situaciones en las que las personas tienen dependencia y de promoción de la autonomía personal, tales como la asistencia temprana o los programas de rehabilitación después de haber pasado por una cirugía.
Otro de los servicios es el de teleasistencia, es decir, aquellos que cuenten con esta ayuda serán atendidos de manera urgente en el lugar donde se encuentren, generalmente en su casa, ya que se instala un pulsador de emergencia.
También están las ayudas a domicilio, a través de las cuales se atienden todas las necesidades diarias que pueda tener una persona en su casa, desde limpieza a alimentación, desplazamientos o higiene, entre otras.
Además de las mencionadas, también se encuentran las ayudas para los centros de día y de noche o de residencia a tiempo completo.
¿Hay ayudas económicas?
Aparte de los servicios ofrecidos, la Ley de Dependencia también establece prestaciones económicas a estas personas, cuya cantidad irá en función del grado de dependencia. Algunas de estas prestaciones son las que están vinculadas al servicio correspondiente, es decir, cuando no se pueda acceder a un servicio público de cuidados y haga falta acudir a uno privado.
También están las ayudas económicas para cuidados dentro del entorno familiar, así como para apoyar a los cuidadores no profesionales. Y por último, aquellas destinadas a contratar a cuidadores profesionales.